No muchas personas suelen animarse a dejar atrás su zona de confort por diversas razones, pero para poder entender un poco más de que estaremos hablando en este artículo, resulta conveniente señalar que al hablar de zona de confort, de forma generalizada, se hace referencia al espacio donde nos movemos diariamente.
Dicho de otro modo, a aquellas acciones (físicas y/o mentales) a las cuales nos encontramos acostumbrados y nos parecen cómodas de llevar a cabo dentro de un espacio confortable y conocido.
¿En qué consiste la zona de confort?
La zona de confort se trata de un estado mental donde nos sentimos seguros, el cual nos mantiene aferrados a nuestra rutina cotidiana, encadenándonos a determinados hábitos los cuales, aunque parece proporcionarnos una sensación de tranquilidad, podrían llegar a ser perjudiciales.
De esta manera, al encontrarnos en nuestra zona de confort siempre realizamos las mismas cosas, por lo que no nos animamos a arriesgarnos, y nuestra experiencia vital termina disminuyendo de manera considerable.
Y es que solemos sentirnos muy relajados al estar en este estado, dado que vivimos dentro de la seguridad de un ambiente, el cual nos permite sentir que controlamos las diversas situaciones de nuestra vida.
Así, una gran cantidad de personas no se animan a ir hacia nuevas oportunidades por temer lo desconocido, por falta de confianza y/o baja autoestima.
No obstante, es preciso salir de la zona de confort debido a que vivir en medio de situaciones que no sean muy estimulantes en lugar de suponer una solución, se trata de un problema.
La zona de confort deportiva
Ahora bien, al utilizar la zona de confort dentro del ámbito del deporte, podemos decir que resulta bastante simple percibir cuál es nuestra zona de confort deportiva, ya que se trata sencillamente de aquellas actividades que hemos estado realizando a lo largo del tiempo; por ejemplo, acudir al gimnasio 3-4 días por semana, andar en bicicleta, salir a correr, etc.
Cabe mencionar que la zona de confort resulta igual tanto para quienes son deportistas profesionales, como para quienes son aficionados, ya que todos suelen moverse dentro de su zona de confort, y todos suelen estar bastante cómodos haciéndolo, sin importar lo que podían pensar los demás.
Dicho de otro modo, si bien para quienes se dedican a recorrer kilómetros, ya sea corriendo o sobre una bicicleta, esta actividad puede resultar cómoda, a otras personas esto podría parecerles incómodo, ellos se sienten totalmente a gusto haciendo siempre lo mismo.
Probablemente, al hablar de salir de la zona de confort en el ámbito deportivo, muchas personas suelan preguntarse para qué o por qué deberían hacerlo.
Pues bien, la respuesta en simple, para vivir una experiencia nueva, innovarnos, continuar creciendo como persona y optimizar tanto nuestro bienestar como nuestra forma física, etc.
Cambiar para mejorar
Además, podemos decir que siempre es una buena ocasión para animarnos a cambiar y salir de nuestra zona de confort deportiva.
Sin embargo, hay que señalar que al hacerlo resulta preciso que los cambios realizados siempre sean para mejorar y no lo contrario. Por ejemplo, si acudimos al gimnasio 5 días de la semana, no empezaremos a ir solo un día y dedicar el resto de la semana o tan solo un día a realizar otra actividad como jugar ajedrez.
Ahora bien, aunque resulta necesario reciclarnos y cambiar constantemente, no podemos negar que hacerlo puede ser un poco complicado, sin embargo, al mantener presente todos los beneficios que esto puede proporcionar a futuro tanto nivel mental como físico, será posible realizarlo con mayor facilidad.
En este sentido, podemos decir que el objetivo de la zona de confort dentro del ámbito deportivo tiene que ser a corto plazo, así, es preciso que nos tomemos el tiempo para agrandar nuestro rango de acción deportivo de forma gradual; lo mejor es fijarnos objetivos que sean complejos, y al mismo tiempo asequibles.
¿Cómo salir de la zona de confort dentro del deporte?
Para poder salir de la zona de confort en el ámbito deportivo, debemos empezar teniendo no solo deseos de cambiar, sino también fuerza de voluntad.
Y es que puede llegar a tratarse de un proceso duro, sin embargo, es recomendable tratar de mirar siempre un poco más allá, a fin de poder descubrir el auténtico sentido del cambio que nos encontramos realizando.
Así, una forma de salir de la zona de confort deportiva consiste en mantener presente en todo momento cuál es nuestra meta, ya que de esta manera podremos asegurarnos de tener la motivación que se requiere para poder llevar a cabo cada uno de los cambios que deseamos realizar dentro de nuestra vida.
Además, la confianza en nosotros mismos es esencial, y en este sentido, podemos decir que del mismo modo que cualquier otra habilidad y/o capacidad, es posible aprender y desarrollar tanto la autoconfianza como la fuerza de voluntad, solo se requiere un poco de esfuerzo y atrevernos a dar el primer paso para salir de la zona de confort en el ámbito deportivo y también en cualquier otro.
Asimismo, es muy importante desafiarnos a nosotros mismos constantemente; también sirve saber distinguir la forma en que siempre hacemos las cosas, para después hacer lo contrario.
Pero, sobre todo, conviene que busquemos situaciones que nos obliguen a salir de nuestra zona de confort.